El 4 de mayo del presente año, un par de misivas llegaron a las manos del presidente de la honorable cámara de diputados, Alfredo Pacheco Osoria. Estas cartas planteaban la urgente necesidad de establecer una comisión especial encargada de investigar las actuaciones de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana. Los legisladores Gustavo Sánchez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y José Horacio Rodríguez, de Opción Democrática, sostenían que múltiples indicios apuntaban a serias irregularidades en dicho órgano. En consecuencia, resultaba lógico solicitar una revisión exhaustiva, cuyo objetivo último sería el enjuiciamiento político.
No obstante, una vez que estos diputados promovieron la creación de la Comisión Especial y la interpelación de los miembros de la Cámara de Cuentas, algo peculiar sucedió. José Horacio Rodríguez optó por hacerse el distraído y se negó a estampar su firma. Por su parte, Gustavo Sánchez sorprendió con un voto disidente, a pesar de que ni siquiera asistía a los debates llevados a cabo por la Comisión Especial.
Tras arduas semanas de trabajo, el diputado por la provincia de La Vega, Rogelio Genao Lanza, jugó un papel protagónico, siendo el presidente de la comisión especial, encabezando un equipo legislativo que logró revelar elementos que comprometen seriamente a los miembros de la Cámara de Cuentas. Estas revelaciones señalan su presunta implicación en la asignación ilegal de fondos públicos, usurpación de funciones administrativas, archivo irregular de auditorías y ejecución presupuestaria deficiente. ¿Cómo puede ser posible, entonces, que ahora pretendan politizar el asunto y hacer alarde acusando al gobierno de querer reemplazar a esta Cámara de Cuentas? Es evidente que sus miembros han incurrido en graves faltas y han perdido por completo su credibilidad.
¿Por qué oponerse a la transparencia? Un juicio político no constituye una sentencia previa, ya que brindará a los miembros de la Cámara de Cuentas la oportunidad de defenderse de las acusaciones que pesan sobre ellos. No es cierto que el país esté condenado a fracasar en su lucha contra la corrupción. Es momento de que todos los sectores de la vida nacional, aquellos que abogan por un país transparente y justo, unan esfuerzos y trabajen en la misma dirección, remando juntos hacia un futuro mejor.
Félix Lantigua